La desinformación y el debate marcan una realidad que necesita ser visibilizada.
La intersexualidad es el término que se emplea para referirse a las personas que se quedan fuera del espectro binario masculino / femenino. Una situación complicada en la que surgen muchas preguntas, pero pocas respuestas.
Ser intersexual es una variante natural más, que no se refiere en ningún caso a ningún problema médico.
Hay diversas formas de darse la intersexualidad; por un lado, los que nacen con genitales que no se corresponden a lo tradicionalmente entendido como masculino y femenino, como es el caso de las personas que nacen con tejido de ovarios y testículos; por otro, los que nacen con combinaciones de cromosomas diferentes a XY (masculino) y XX (femenino), y se dan nuevas combinaciones como XXY; y otras, que nacen con genitales externos que si se ajustan a la «tradición», pero sus órganos internos u hormonas no.
Las personas intersexuales pueden identificarse en el nacimiento por el diagnóstico de los doctores, más adelante con el desarrollo de la pubertad o incluso estar toda la vida sin saber de esta condición.
El debate surge a raíz del todavía vacío legal que surge a la hora de que estos niñxs nazcan, el Estado Español por ejemplo, obliga en un máximo de 72 horas a determinar el género del bebé en el espectro binario masculino/femenino.
Una decisión contrarreloj que recae en los padres y que les obliga a llevar a cabo una intervención quirúrgica sobre el futuro género del niñx. Esta intervención es la más polémica, la OII (Organización Internacional de Intersexuales) considera como «mutilaciones» estas operaciones.
El activismo pide urgentemente que las personas intersexuales tengan el derecho de poder decidir si quieren operarse o no, una vez llegados a una edad lo suficientemente madura como para tener conciencia de esta decisión.
En Alemania, se tomó la medida de establecer un tercer género o género X, que no obliga a inscribir al bebé en ninguno de los dos géneros, algo que también ha suscitado polémica por estos colectivos que alegan que esto les estigmatiza y convierte a la intersexualidad en una patología. Otros sin embargo han dado por muy buena esta noticia, y lo consideran un gran avance.
Se pide por tanto, acabar con el código binario hombre-mujer. Desde un punto de vista jurídico solucionaría los trámites de DNI y del Código Civil, eliminando esa «urgencia jurídica» de determinar el sexo del bebé.
A posibles consecuencias esto sólo afectaría a la ley de sucesión de la corona, que si establece una diferencia entre hombre y mujer. Porque en lo que respecta a permisos de maternidad se les daría a quién haya dado a luz y en los casos de violencia de género, tampoco habría problema como ya se ha incorporado la transexualidad.
Lejos de este debate complejo, los avances van poco a poco, en la Comunidad de Madrid por ejemplo, se aprobó en 2016 la Normativa de Identidad y Expresión de género e Igualdad Social, que ayuda a la despatologización y la prohibición de la cirugía externa por razones que no tengan que ver con un riesgo para la salud, y a parte; también les protege de análisis y exposiciones abusivas a las que se ven sometidos y tienen que denunciar.
En los próximos años se prevé y se intentara cada vez más proteger los derechos de los intersexuales para solventar los problemas y las deficiencias del sistema sanitario respecto a este tema, o por lo menos es a lo que deberíamos aspirar.
Actualmente, hay organizaciones dedicadas a ayudar y dar apoyo psicológico a las personas intersexuales, que también intentan preguntarles y averiguar todos los problemas a los que se enfrentan para dar con soluciones de manera más eficaz.
Una realidad oculta, tabú, en la sombra…que necesita ser mostrada, gritada y reivindicada cuanto antes. Recordemos que nacen aproximadamente el mismo número de pelirrojos que de intersexuales (un 1,7%), y recordemos también que los derechos humanos son derechos de TODOS.