Me la sudan los Grammys.
Me la sudan los premios pero siempre estoy atento a las nominaciones. Me la sudan las actuaciones pero la mañana siguiente a la ceremonia lo primero que hago es ver si hay algún fragmento subido por YouTube. Me la sudan los modelitos pero nunca está de más criticarlos. Y por último, me la sudan los ganadores pero siempre me llevo alguna (grata) sorpresa.
Y es que anoche en el Staples Center de Los Angeles, le premiaron póstumamente a David Bowie todo lo que le ningunearon en vida.
No me malinterpretéis, me alegro muchísimo de que el Duque Blanco ganara cinco estatuillas.
Pero parece que el único motivo para el «ahora sí y antes no» haya sido su muerte. Casi todos coincidimos en que Blackstar es un gran disco, ¿pero acaso todos los publicados entre 1969 y 1974 no lo eran también?

Adele (que se equivocó durante el homenaje a George Michael y tuvo que volver a empezar) fue la otra protagonista de la noche, también con cinco premios. Aunque respecto al de Mejor álbum del año, la autora de «25» confesó no estar muy de acuerdo: «No puedo aceptar este premio. Estoy muy agradecida, pero mi vida es Beyoncé, y el mejor álbum para mí es el suyo. Un trabajo monumental y bien pensado. Es un trabajo precioso donde desnuda su alma y podemos ver una parte de ella que no siempre enseña». Pues tendrá razón, ¿no?
Pocos días después de que el equipo creativo de los Grammy, Ken Ehrlich y David Wild, criticara la actuación de Frank Ocean en la ceremonia de 2013 tildándola de fallida y diciendo que hubiera sido más apta para radio que para televisión. The Weeknd y Daft Punk ofrecieron un show más digno de bostezo que de la genialidad que se les presupone a ambos. Actuaron con el piloto automático, ¿pero dirán algo Ken y David en alguna futura entrevista?


A decir verdad, entre actuaciones, neo-emos en calzoncillos y alguna dedicación divina, la ceremonia fue de lo más amena.
Y es que, a pesar de que estos premios siempre miren más por la conveniencia de la industria que por la música (y de que The Chainsmokers puedan presumir de tener un Grammy). Por lo menos entretienen y siempre nos dejan algún momento para el recuerdo, que ya es más de lo se que puede decir de la mayoría de ceremonias similares.
Porque, así es, me la sudan (mucho) los Grammy.
Pero, como cada año, me muero por ver los próximos.
¿Y a ti, también te la sudan?
#WAG1MAG
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