Cuenta la leyenda que Narciso 🌷💀 sucumbió a su propio reflejo. Pasó tanto tiempo admirándose en aquella laguna que no comía ni bebía. Se olvidó del mundo hasta desaparecer de él.
Nunca nada había parecido tan cercano y tan inalcanzable al mismo tiempo.
Se podría decir que todos somos narcisistas en estos tiempos. Y no porque admiremos nuestra propia belleza. Somos narcisistas porque disfrutamos viendo la realidad a través de una pantalla. Como el rostro de la laguna, las imágenes 👁💫📸 están ahí, ante nuestros ojos; pero a la vez también muy lejos.

El humano de la era posmoderna 🤓🤓 disfruta contemplando la vida de los demás, viendo qué es lo que hacen o simplemente haciendo scroll durante horas. Y además se esfuerzan por enseñar su propia diversión al resto del mundo. Solo importa tener la vida más perfecta y entretenida, tener más likes 👍💗 que tus amigos o ser los primeros en subir LA FOTO. Suma y sigue. Así hasta crear una sociedad de humanos «perfectos», consumibles, que encajen con lo que de ellos se espera, pero llenos de inseguridades.
¿Qué es lo que realmente nos hace felices?¿Qué nos produce satisfacción en el mundo virtual?
Puede ser la sensación de sentirnos observados, los likes, las interacciones, los seguidores o incluso las críticas. 💣💥 Todo eso hace que seamos importantes un breve instante, diferentes al resto, mientras nos convertimos en clones que hacen lo mismo, viven lo mismo y muestran lo mismo.
Pero también podemos mostrar nuestro auténtico valor. Las redes sociales son un medio (accesible) para enseñar al mundo quiénes somos y saber qué es lo que tienen que aportar los demás.
En los 2000 Gran Hermano 📺💡 revolucionó el panorama mediático, y casi 20 años después el mismo esquema se ha trasladado a Instagram, que con sus stories nos permite ver la vida de miles de personas, en directo y con tan solo un click.
Como en el mito, no es más que un espejismo, un engañoso reflejo. Nos autoengañamos con las vidas perfectas de los demás. Parece que solo lo idílico tiene cabida en la red. 🚫📲 Y nos empeñamos en emular a aquellos que consideramos ídolos. Este pensamiento tan dañino ya deja ver sus primeras consecuencias. Individuos inseguros, «programados» para impresionar, obsesionados con su físico, con ser más que el de al lado y cuya mayor preocupación es que su mejor amigo no les dio un «me gusta». 💔💔
¿Te has parado a pensar en la cantidad de tiempo y energía que inviertes en el medio digital?
¿Y si los inviertes en leer nuestros últimos artículos?
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