Son numerosos los estudios que demuestran que la colonización impuso un sistema de dualismo sexual que poco tenía que ver con la construcción de género indígena.✊🏾
El colonialismo occidental, entre otras barbaridades, destruyó la forma en la que el pueblo indígena entendía su sexualidad y su género.
“Las crónicas de los primeros siglos de la Colonia dejan muy claro que entre algunas poblaciones de la América precolombina era muy usual la manifestación de la preferencia sexual entre personas del mismo sexo, que se practicaba libre y abiertamente, sin sanción alguna, para horror de los observadores españoles, que la tachaban de pecado nefando” (Horswel (2010) en Ugalde)
Así es, la historia nunca dejará de darnos lecciones. Porque al final no es cuestión de la historia en sí, sino más bien de cómo nos la cuenten. Ya no se puede negar que el cerco heteronormativo en el que el mundo occidental y la iglesia católica nos ha metido, poco tiene que ver con las realidades que en otros lugares han ocurrido. 🙇
El dualismo sexual y la heteronormatividad llevan calando en Europa durante siglos, haciendo prisionera a su propia sociedad con un único objetivo: condenar la diferencia. Da igual si hablamos de brujas, de herejes, de maricones, de esclavos negros o de extranjeros. Todo lo que no entre dentro del marco patriarcal y colonialista que hemos heredado, merece ser invisibilizado (como mínimo) y en el peor de los casos, destruido.😡
¿Qué nos puede enseñar nuestro propio pasado sobre la identidad sexual y de género?🤔
El antropólogo francés Olivier Allard (2013), especialista en identidades de género cuenta como en varias sociedades latinoamericanas, antropólogos y sociólogos han defendido la idea de que la oposición crucial es diferente: más que entre hombre y mujer, es la que existe entre activo y pasivo en el acto sexual. El criterio principal no es el sexo anatómico, sino la actividad sexual🔥, la cual es concebida de manera dualista. Algo que también discutiremos más abajo.👇
El interés de Olivier por la diversidad de género empieza cuando convive con los waraos, en Venezuela. En esta etnia existe una categoría de gente, conocida en el idioma warao como tida-wina: tienen anatomía de hombres, pero se visten y viven como mujeres. Se puede entonces considerar como una identidad transgénero🙌; por supuesto, no existe ninguno proceso de cirugía sexual entre ellos, pero no es tampoco un travestismo ocasional, sino un estado permanente.👈💭
Según algunos ancianos waraos, solían ser esposas secundarias de hombres polígamos, que muchas veces eran chamanes, es decir, los especialistas religiosos de la etnia.💥
Otro ejemplo, sería el de los berbedaches, similares a los tida-wina entre los waraos. En su mayoría eran
hombres que cumplían tareas femeninas y se vestían como mujeres. Aunque existían también casos de mujeres que participaban en la caza o en la guerra y eran valorizadas como hombres (a pesar de aparentemente no vestirse como tales).💫
Se podría pensar que son semejantes a las personas que hoy cambian de sexo, pero como no existía cirugía de «reasignación sexual», la mayoría de las interpretaciones se enfocaron en su sexualidad. Según muchos autores, tenían relaciones sexuales, a veces matrimoniales, con mujeres ordinarias y hombres ordinarios, es decir, personas del mismo sexo anatómico, pero que tenían una identidad complementaria.
En los tiempos de la Conquista fueron considerados como «sodomitas»; como ejemplo de América Central, Vasco Núñez de Balboa cuenta cómo echó a cuarenta de ellos como comida a los perros en Panamá. Aquí se puede apreciar ya la conducta patriarcal de la época.😤
Los berbedaches además, tanto ellas como ellos, eran incluidos en una tercera categoría, la que estaba entre medio camino del hombre y la mujer. Pero lo más interesante de todo: es que estas personas; que no entraban dentro del dualismo de «hombre» o «mujer», no eran invisibilizados.🙌 Sino todo lo contrario.
En la Norteamérica indígena, las personas transgénero solían tener responsabilidades religiosas y rituales; el hecho de estar entre los dos sexos les daba la capacidad de actuar como mediadores entre el mundo de los humanos😶 y el mundo de los espíritus💀, papel de los chamanes.
Hoy en día, para enfocar este aspecto de mediador espiritual✨, se refieren a ellos y ellas como «gente de dos espíritus» o «gente de dos almas» (Two-Spirit); que implica que tanto un espíritu femenino como uno masculino conviven en el mismo cuerpo.💫
El término de «dos-espíritus», ha sido muy bien adaptado y acogido por el colectivo LGTBIQ+ índigena contemporáneo, que lo utiliza para describirse a sí mismos🌟.
Existen numerosos términos para referirse a este tipo de gente en el idioma amerindio. Hasta 1991 se han documentado personas de «dos-espiríritus» en más de 130 tribus amerindias😅🙌. En cada región del continente y en cada tipo de cultura nativa.
Algunos ejemplos de este colectivo LGTBIQ+ ancestral, se ven claros en la historia de la colonización. Dónde prácticamente todo conquistador español habla de las personas «dos-espíritus» en cada aldea que visita. A veces relacionados con un poder especial✨. En una de las narraciones, los soldados invasores cuentan cómo percibieron a una mujer berbedache, que no intentó huir🙌. Y al instante comienzan la retirada y ellos sí huyen, ya que se les relacionaba con una fuerza que nunca podrían vencer…💪🌈
¿No es fascinante la lección que nos deja el pueblo índigena y su historia? ¿No deberíamos incidir más en la educación sobre la diversidad sexual y de género?🌈