La industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo. Sólo está en manos de los que nos dedicamos a ella cambiar el rumbo que está tomando.
El plástico reciclado se convierte en un gran aliado al buscar alternativas de tejidos.
La moda reciclada ya es una realidad. Y lleva siéndolo desde hace unos años.
Todavía parece que le cuesta aterrizar y las grandes marcas no se atreven del todo a optar por estos procesos productivos más sostenibles. ¿Pero qué es esto del plástico sostenible?
Marcas españolas como ECOALF lo llevan implementando desde 2009, pionera en moda sostenible.
Tras un técnico y especializado proceso de transformación, el poliéster reciclado, con el que se reciclan alrededor 1,5 millones de botellas por colección, se puede llegar a convertir en hilo que a posteriori se convertirá en tejido.
El proceso tendrá que estar certificado por el sello internacional GRS (Global Recycle Standard) para que sea válido.
Decathlon anunciaba que a partir del 2020 iban a sustituir su poliéster por uno reciclado. Juanjo Oliva en el 2018 lanzaba una colección con ECOEMBES utilizando este tejido sostenible que no ha parado de utilizar desde entonces. Otras marcas de fast fashion también han empezado a incluirlo en sus colecciones. Ahora bien, ¿es suficiente?
Estas, y otras tantas formas de hacer moda sostenible, que en los últimos años han cobrado una importancia vital a la hora de presentar colecciones, contrasta, con la manera de consumo capitalista que la sociedad tiene.
¿De qué sirve buscar alternativas sin haber cambiado antes los hábitos de consumo?
Vivimos en una sociedad capitalista de consumo (a priori) imparable. ¿No sería prioritario buscar alternativas en la forma en las que educarnos para consumir? ¿Tiene sentido seguir comprando ropa de la manera en la que lo hacemos?

