Oculta bajo la norma se halla una desagradable realidad; la que va más allá de los estándares y revela la verdadera naturaleza humana.
🔥 Esa parte brutal y oculta, que no entiende de razones, que es pura ira y pasión. 🔥
En todos nosotros habrá siempre una cara que no mostramos. Incluso esas personalidades más pacíficas tienen una parte salvaje que muy pocas veces asoma al exterior. Evitamos conocernos porque puede que lo que descubramos no sea en absoluto de nuestro agrado. El terror ante nuestra auténtica identidad siempre estará presente.
Es aquí donde entran las normas. Esa ventaja de los débiles de la que hablaba Niestzche. Las reglas que hacen posible la supervivencia y una existencia más o menos pacífica, en la cualquier desorden o muestra de furia individual se castiga. 👿👿
😃😅 Gracias a esto, la raza humana ha perdurado durante siglos.
Atrocidad y civilización siempre fueron de la mano. La ansiada paz ha dejado tras ella incontables víctimas. Sin embargo, de eso ya no se hablará más. 😪🤐Caerán en el olvido, como todo lo que no encaja con la norma general.
¿Qué pasa entonces con la violencia intrínseca de los humanos? 💣
🔪 Está claro que hacen falta ciertas vías de escape para mantener un orden la mayor parte de tiempo.
Tradicionalmente fueron las fiestas «populares». 🎉🎭 La más importante y que llega hasta la actualidad es el carnaval. Se trata de un término que deriva de la palabra «carne», ya que era este alimento el que predominaba durante los días anteriores a la Cuaresma. ✝⛪ Según la tradición cristiana, este debía ser un periodo de abstinencia y sacrificio, por lo que los días previos quedaron instaurados como carnavales: jornadas en las que el exceso no se castigaba. 😄🍟🍕 Comida, bebida, e incluso altercados violentos, todo como preludio de 46 días de penitencia y control.
Ahora muchas de estas celebraciones son poco más que una anécdota. 🏙⚡En una época en que la mayoría vive en la ciudad, muy pocos recuerdan ya el sentido de las fiestas rurales. Sin embargo, algo no ha cambiado: La violencia se sigue normalizando, y sus manifestaciones se justifican bajo el apelativo de «tradiciones». ☠😤
Por un lado tenemos los estímulos visuales, o lo que es lo mismo: la ficción. 📺🕹 Gran parte de las experiencias que vive el humano postmoderno son generadas por una pantalla, pero eso no quiere decir que no generen reacciones físicas. 💥👁 El pulso se acelera y permanecemos inmóviles con ganas de más. Películas y videojuegos harán el resto.
La realidad es el otro gran escenario de la rabia. 😡😵 El gran ejemplo de una simulación violenta en este terreno, lo hallamos en el deporte. 🏈🏅En las grandes concentraciones, los estadios son testigos de cómo una multitud exaltada, aclama la ira hacia el contrario.
Es este el gran mecanismo que ha desarrollado la sociedad occidental para liberar lo más salvaje de nuestra naturaleza. 👻👹 Por unos minutos, el verdadero «yo» sale a relucir, inspirado por las acciones de los que nos rodean. Ya no estamos solos, no somos unos inadaptados. 🙀😼 Por un breve instante, participamos de la catarsis general, y además, seremos premiados por ello.
Ya sea en forma de festejos taurinos, fútbol, o juegos de rol en los que la mayor aspiración es llenar la pantalla de sangre, lo cierto es que la violencia está ahora más presente que nunca, 🕊☮ a pesar de que nos jactemos de ser una sociedad pacífica.
Los modelos de consumo nos oprimen, el «postfordismo» que denuncia 🎨💖 Tereza Ruller ha sustituido las cadenas de montaje por la dictadura de lo virtual. 🤓💫 Se premia la imagen y la apariencia. La presión crece y los instintos reprimidos necesitan escapar por algún lugar. Y la colectividad nos redime. La seguridad que nos da cometer estas agresiones en grupo, es la misma que nos lleva a legitimar la brutalidad de nuestros actos.
Al fin y al cabo, si todo el mundo lo hace, tampoco estará tan mal… ¿no?
Se quiera ver o no, esa naturaleza salvaje, nunca nos abandonó del todo.
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