Es una afirmación cada vez más frecuente.
💫✨ ¿Realmente «huir» de las ciudades solventaría nuestros problemas?
Un lugar tranquilo, donde desaparecer de la faz del mundo. 🌈💚 ¿Idílico verdad?
En realidad no podía ser más mainstream. Parece que todos pedimos lo mismo últimamente.
Al fin y al cabo somos millennials. No salimos de un proyecto y ya estamos metidos en otro, como si nuestro modo de vida dependiera de ello. 👽👻
Sin embargo, más allá de las meras actividades, podríamos reducirlo todo a una cuestión de forma de pensar. La mayoría de veces, es nuestra mente la que no nos permite parar. 💔💟 💘 El ritmo es frenético, los pensamientos se agolpan, uno tras otro, instándonos a no parar. Y así se repite el ajetreo del día previo.
Esta es una de las razones por las que una vida alejada de la ciudad es una alternativa cada vez más apetecible para muchos. 💭👁💫 El ruido constante, y no solo el del exterior, amenaza con asfixiarnos. Y ante esto, la respuesta lógica seria escapar. Se trata de mera supervivencia.
Hemos llegado a romantizar la idea de dejarlo todo atrás. Hechos como la crisis climática o el progresivo agotamiento de los recursos hacen que las urbes sean vistas como el enemigo. 🔥🔥
¿Y qué hay de las llamadas metrópolis verdes?
Se trata de una de las alternativas sostenibles que más fuerza están cobrando de cara al futuro. Sin embargo, es frecuente que en muchas ocasiones esta tendencia aún nos parezca una quimera. Irrealizable del todo. 🏙🌆 Este tipo de ciudades no solo tienen un alto coste de implementación. Por otro lado, desconocemos si esto puede llevarse a cabo con éxito.
Por el momento, escapar hacia lugares más tranquilos parece la opción más acertada. Sin embargo tal y como mencionábamos, sin un cambio de mentalidad, puede que nada de esto surja efecto. 👽😈 No solo hay que cambiar los hábitos respecto a nuestro consumo, sino también en lo que la modo de vida se refiere. 🗯🤖
Sin dicha transformación, el futuro pinta muy negro, ya sea en el campo o la ciudad.
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