Desde la década de los 70 y bajo el flujo del movimiento artístico de la luz y el espacio, James Turrell ha creado un cuerpo de trabajo que explora las diferentes percepciones y la materialidad de la luz.
Sus instalaciones han revelado las posibilidades emocionales de la luminosidad desde diferentes categorías; como el efecto Ganzfeld, en el cual los espectadores experimentan desorientación, o Wedgeworks, donde las proyecciones de luz generan una ilusión de paredes o barreras.
Para él, la luz es, probablemente, el aspecto más elemental de la propia existencia. Por ello ve y toma a la luz como un objeto, como una pieza tangible que tiene forma y volumen y puede ser manipulada para jugar con la percepción humana.
Crea espacios casi infinitos en los que parece situar piezas in situ pero no son más que proyecciones iluminadas.
Entre las obras más conocidas de Turrell destaca Skyspaces, una habitación cerrada pensada pasa ser ocupada por aproximadamente 15 personas, las cuales deben sentarse en bancos a lo largo del borde para mirar el cielo desde una abertura hecha en el techo por el artista. Aquí la luz se filtra desde un agujero pequeño hacia un espacio en completa oscuridad, como si el universo se colara por una mirilla.
Skyspaces
Otro trabajo suyo muy famoso, y quizá el más ambicioso, recibe el nombre de The Roden Crater y es un observatorio creado dentro del cono de cenizas de un volcán extinto del Desierto Painted, en el norte de Arizona. El recinto está diseñado para que se puedan experimentar los distintos ciclos geológicos y celestes.
The Roden Crater
Las instalaciones de Turrell han inspirado a músicos como Drake y Kanye West, siendo este último (según dicen) uno de sus mayores mecenas.
¿No resulta familiar el escenario que aparece en el vídeo de Hotline bling de Drake?