Objetivamente, el lote número 588 no es el más atractivo. Se trata de una chaqueta ‘vintage’ verde oliva, mezcla de acrílico, licra y angora.
La prenda, de la talla M y marca Manhattan, tiene dos bolsillos exteriores, cinco botones (le falta uno) y el chinazo de un cigarrillo. Nada especial. A priori. El próximo 36 de octubre se espera que el cardigan supere los 300.000 dólares en la subasta que organiza Julien’s Auctions en el Hard Rock Café de Nueva York. La velada lleva el título de “Iconos e ídolos del rock” y se podrá seguir en streaming.
Según los organizadores de la venta, el juego 588 forma parte del “legado y la iconografía de uno de los músicos más personales de la historia del rock, Kurt Cobain”.
Su verdadero valor se lo da una fecha concreta: el líder de Nirvana lo lució en su concierto más celebre, o lo que para Julien’s Auctions fue “una de las mejores actuaciones en vivo de la historia del rock”.
Esa fecha fue el 18 de noviembre de 1993. El lugar, los Estudios Sony de Nueva York. La cadena musical MTV se disponía a grabar un concierto acústico (sus famosos ‘unplugged’) con Nirvana, la banda de Seattle que después de tan solo tres discos de estudio había conseguido dispersar por todo el mundo su rabia y desamparo grunge.
Su fuerza estaba contrastada. Su carisma también. Pero esa actuación demostraría que Kurt Cobain, Dave Grohl y Krist Novoselic (reforzados con Pat Smear) eran además buenos músicos con un puñado de buenas composiciones. Sus LPs Bleach, Nevermind e In utero formaban parte de la banda sonora de la generación X; su estilo, cuidadosamente desaliñado, hizo del grunge un contrapoder estético frente a la pulcritud impostada de los yuppies. El lote número 588, la chaqueta verde oliva de Cobain, es un tesoro para aquella generación peleada con el mundo.
MTV tardó un mes en emitir la grabación, había que editarla y postproducirla. Era diciembre de 1993. Fue un éxito.
El 5 de abril de 1994, la cadena emitiría el concierto en bucle, una y otra vez. Kurt Cobain -hundido en la depresión y en la adicción a la heroína- se acababa de disparar con una escopeta en la cabeza. Un fogonazo a los 27 años y la estrella del rock se convertía en leyenda. MTV le rendía homenaje con ese concierto sin fin que fijó en la memoria colectiva la imagen de Cobain con zapatillas negras, vaqueros desgastados, camiseta blanca estampada, una camisa con rayas y sobre ellas, el cárdigan verde oliva.
Tras la muerte de Cobain, Courtney Love le regaló la chaqueta a la niñera de su hija Frances Bean Cobain. Desde entonces, la prenda ha pasado de mano en mano, revalorizándose en cada transacción. Se custodia en un maletín que impide que se estropee. Hace sólo cuatro años, salió a subasta con un precio de 6.000 dólares. Se acabaron pagando 137.500 dólares por ella.
.Además del cárdigan verde oliva, los fans de Cobain podrán pujar ese mismo día por otro objeto del que se esperan grandes cifras. Con la etiqueta de “lote 587” aparece la guitarra Fender Mustang para zurdos, color turquesa que acompañó a Cobain durante la gira del disco In Utero. Le acompaña una carta de Courtney Love que acredita que la guitarra era “una de las favoritas” de su marido. Se espera que llegue al medio millón de dólares.
La noche de los “Iconos e ídolos del rock” organizada por Julien’s Auctions presenta en total 700 juegos. La mezcla es interesante: desde chaquetas de Elton John, hasta joyería de Elvis Presley o sombreros de Jimmy Hendrix.
Entre los fetiches de la música más destacados está un póster de 1977 de The Sex Pistols diseñado por el artista británico Jamie Reid para promocionar el sencillo titulado “God save the Queen”, en el que se ve a la reina de Inglaterra sobre la bandera del país con los ojos y la boca tapados por el nombre del grupo. Este artículo, con el que la casa de subastas Christie’s no esperaba superar los 3.000 dólares, alcanzó los 6.250 dólares.
El órgano que tocó John Lennon en el histórico concierto que los Beatles dieron en el Shea Stadium de Nueva York en 1965 alcanzó los 182.500 dólares. Asimismo, una trompeta de Louis Armstrong superó los 27.000 dólares, y una armónica perteneciente a Bob Dylan se vendió por 4.375 dólares.