Los 90 fueron años agitados para el rock.
La primera mitad de la década estuvo marcada por la irrupción, el estrellato masivo y la casi total desaparición del fenómeno grunge, coincidiendo con el suicidio de su figura más mediática y reconocida, el líder de Nirvana Kurt Cobain.
La versión más melódica y accesible del punk tomaba el relevo de las listas de éxitos de la mano de formaciones como Green Day y Offspring. Y el llamado brit-pop comandado por Blur y Oasis volvía a poner en primer plano la siempre efervescente escena musical británica.
Pero el rock de los 90 fue mucho más que eso. En infinidad de ciudades del planeta empezaron a surgir movimientos y corrientes musicales que, pese a permanecer en el underground, acabarían por jugar un papel esencial en la historia de la música popular. Uno de esos nombres fue Bikini Kill.
La banda de Kathleen Hanna, Tobi Vail y Kathi Wilcox acabaría por ganarse el estatus de banda de culto. Tomando el testigo de algunas de las mujeres que anteriormente rompieron moldes, como Patti Smith, Siouxsie & The Banshees, Blondie o Runaways, Bikini Kill le dio una vuelta de tuerca furiosa y cargada de contenido reivindicativo al punk de la época.
Un auténtico puñetazo en la cara a los esquemas machistas que imperaban, y siguen imperando, en el mundo de la música. Ellas reivindicaban ser las protagonistas, y no meras groupies.
Formado en 1991 en Olympia, Washington, durante la tercera ola feminista, el grupo canalizó como nadie la rebeldía de las mujeres sobre el escenario. Kathleen Hanna daba voz a las que quisieran compartir sus experiencias de agresiones sexuales, adelantándose al movimiento #MeToo. Las invitaba a las primeras filas para evitar la violencia habitual en los conciertos de punk.
Se enfrentaban a los insultos de algunos sectores masculinos del público, que las llamaban “putas” y “bolleras” (desafiantes, ellas escribían esas palabras en su ropa con pintalabios). Pusieron las bases de un movimiento, el riot-grrrl, cuyos ecos aún resuenan hoy.
22 años después de su último concierto, que tuvo lugar en 1997, Bikini Kill ha anunciado su esperado regreso. Lo hará con una gira de reunión programada para 2020. De momento no hay noticias sobre nuevo disco.
No será porque se hayan quedado sin nada que reivindicar…